Principio Biocéntrico
El Princípio Biocéntrico infiltra todos los ámbitos de la actividad humana. Si la persona está conectada con la vida, está automáticamente instalada en una posición política: aquella de quien defiende la vida y lucha contra la explotación y la injusticia.
Rolando Toro Araneda
El paradigma fundamental en Biodanza es el Principio Biocéntrico, esto es, la conexión inmediata con las leyes que conservan y permiten la evolución de la vida.
Se denomina Principio Biocéntrico a una manera de sentir y de pensar que toma como punto de partida y como referencia existencial la vivencia y la comprensión de los sistemas vivos. Todo lo que existe en el universo, sean elementos, astros, plantas o animales, incluyendo el ser humano, son componentes de un sistema vivo más grande. El Universo existe porque existe la vida, y no al revés. Las relaciones de transformación materia-energía son sólo distintos grados de integración de la vida. Esta comprensión respecto de la realidad tiene una base biocosmológica y no antropológica, cosmológica o teológica.
De acuerdo con ella, el universo es un portentoso sistema vivo, en el que la vida no surgió como una consecuencia azarosa de procesos atómicos y químicos, sino que es la estructura guía
para su construcción. Desde ese punto de vista la evolución del universo es, en realidad, la evolución de la vida. La entropía, entendida como desplazamiento de los niveles energéticos hacia el estado térmico, no es más que el aspecto escatológico del mundo; en otras palabras, la función de degradación de cualquier sistema vivo. La anti-entropía (neguentropía) por el contrario, es el proceso anabólico del universo, su integración, la asimilación cósmica.
Esta concepción que puede parecer solamente una abstracción, tiene su efecto concreto en la práctica de la Biodanza. A partir del Principio Biocéntrico se modifica la estrategia de transformación existencial. Esto quiere decir que nuestros movimientos, nuestra danza, se organizan como expresiones de vida y no como medios para alcanzar fines antropológicos, sociales o político-económicos. Nuestros movimientos se gestan en el sentido nutricio del proceso evolutivo, para crear más vida dentro de la vida. Para rescatar la vida allí donde ésta es oprimida. Si las condiciones sociales y culturales son anti-vida, nuestra propuesta es el cambio de estos sistemas, no a partir de ideologías, sino restableciendo en cada momento, con nuestra propia vida, las condiciones para la nutrición de la vida. En ese sentido interesa mucho menos la consistencia ideológica de una persona que su consistencia afectiva, su capacidad de construir vínculos afectivos con sus semejantes.
El Principio Biocéntrico concentra su interés en el universo concebido como sistema vivo.
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